Leyes espasmódicas al son de la alarma social sobre lo que sea, de hoy para ya, precedidas por las marchas atrás y adelante que la encuesta del día sobre el sube-baja de la intención de voto exija y rectificadas, si es preciso, por las bravas en el propio BOE cuando se les revuelve el corralito, aun a riesgo de incurrir en ilegalidad manifiesta, como ocurrió con la prohibición fulminante de endeudarse a los ayuntamientos… Esto no es gobernar.
El recorte de derechos sociales que nos han impuesto Europa y Obama por irnos de cañas en el déficit, distraer al personal con el engañabobos de que van a crujir a impuestos a los ricos cuando es más que evidente que esta juerga van a pagarla, como siempre, los de siempre, clases medias y tal; los honores militares de quita y pon que no iba a tener y sí tuvo el Corpus de Toledo y que ya veremos si hay (eso, Chacón) para quitárselos al Cristo de la Legión de Málaga la próxima Semana Santa… Todo este ruido no sé si da votos o no, pero no es gobernar, se pongan como se pongan quienes tachan de sectarias las críticas a Zapatero hoy por tomar medidas y ayer por no hacerlo, y de fachas a quienes las formulan.
Cada vez topo en mi propio círculo con más personas que votaron a Zapatero y sólo tienen claro que no le volverán a votar ni bajo tortura, no por equivocarse; por mentir cuando negó la crisis sabiendo que ya la había, con aquel insultante pitas, pitas de los 400 euros, el cheque-bebé y la Champion League; cuando juró –perjuró– que no recortaría el gasto social ni los derechos de los trabajadores bajo ningún concepto…
Ellos, los que hoy gobiernan, son los que inventaron el famoso eslogan de que los españoles no se merecen un Gobierno que mienta. Circunstancias al margen, a mí siempre me ha parecido una frase brillante que resume lo mínimo que cualquier demócrata consciente tiene derecho a esperar y a exigir de sus legítimos representantes políticos. Y el que no, a casa
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