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MANUEL MÉNDEZ - O GROVE El PP que lidera Miguel Ángel Pérez García, alcalde de O Grove entre 1999 y 2007, puede recuperar la Alcaldía que perdió hace cuatro años. Las negociaciones entre los conservadores, el Partido Galeguista Demócrata (PGD) de Alfredo Bea y la agrupación independiente Alternativa Meca (AMeca), que tiene a Aida Filgueira como concejala electa, están ya en su recta final.
Aunque en política todo puede suceder, y más en O Grove, donde incluso se decidieron gobiernos mientras los concejales subían las escaleras para dirigirse al salón de plenos a tomar posesión, todo parece encauzado para que Pérez vuelva a tener el bastón de mando, que curiosamente perdió también a consecuencia de un pacto.
El 22-M el PP volvió a ser la lista más votada, y con siete concejales está a punto de gobernar tanto por acción como por omisión de sus socios, es decir, que a Miguel Pérez no solo le sirve que le apoyen en la sesión de investidura tanto Aida Filgueira como Alfredo bea, sino que le basta con que uno de ellos se abstenga en la votación o se proponga a sí mismo como alcalde.
Pero a estas alturas nadie quiere eso, ni siquiera Miguel Pérez, que mantiene un mutismo absoluto pero que apuesta indiscutiblemente por formar una mayoría absoluta, y así se lo hizo saber ayer al presidente Alberto Núñez Feijóo en un acto institucional desplegado en A Illa.
Además, la disposición de Alfredo Bea y Aida Filgueira también es clara, y pasa por formar "un gobierno estable" que el PSOE de José Cacabelos Rico no parece en condiciones de ofertar.
Es más, las críticas de los grupos progresistas o de izquierdas se suceden en contra de un alcalde en funciones que se resiste a tirar la toalla, pero que reconoce que tiene poco o nada que hacer frente a los ofrecimientos de los conservadores.
"La situación por la que atraviesan otros partidos debilita un poco mi posición", reconoce Cacabelos, que en cualquier caso va a luchar "por conseguir un acuerdo con AMeca y el Partido Galeguista, pues parece evidente que BNG y EU de ningún modo van a permitir que gobierne la derecha y yo estoy dispuesto a gobernar aunque solo sea con siete".
Sea como fuere, el secretario general de los socialistas sabe que "el PP tiene una capacidad negociadora mayor ahora mismo –por aquello de tener los gobiernos provincial y autonómico–, sobre todo porque parecen dispuestos a tirar la casa por la ventana solo para recuperar el poder".
Como el día 23
La conclusión a la que llega Cacabelos es que "estamos igual que al día siguiente de las elecciones, pero con la diferencia de que ya mantuvimos reuniones y no conseguimos nada, mientras que el PP puede tener algo más adelantado"
Salvo milagro, los socialistas van a perder la Alcaldía a manos de un PP que pone sobre la mesa, para recuperarla, compromisos firmes con los que ejecutar algunas de las infraestructuras más demandadas de la localidad, y así lo dejaron claro los barones conservadores que han participado en las negociaciones.
De manera muy especial lo hace Rafael Louzán, presidente provincial del partido y de la Diputación, que se compromete no solo a invertir en O Grove, sino a presionar para que la Xunta también lo haga, y así lo ha dejado muy claro el PP en las reuniones mantenidas en los últimos días entre los tres grupos llamados a formar el nuevo gobierno tripartito.
Fueron unas conversaciones en las que se avanzó, y mucho, mientras que en el lado contrario de la balanza, el de los progresistas, todo parece parado.
El PSOE de José Cacabelos Rico, con 6 actas de concejal, necesita al menos el apoyo de otros tres partidos para gobernar con mayoría absoluta, y parece misión imposible.
El BNG, tras el batacazo electoral, prefiere permanecer en la oposición, para rearmarse. Esquerda Unida (EU), que firmó el pacto cuatripartito hace cuatro años y que ni siquiera acabó el mandato dentro de aquel gobierno, tampoco quiere saber nada de nuevas coaliciones. Y Alfredo Bea, que aún forma parte del tripartito en funciones que manda en la localidad es consciente de que su participación en este ejecutivo no le dio un buen resultado electoral, pues tenía una sola acta de concejal, la suya, y sigue así tras los comicios de 22-M.
En las filas galeguistas consideran que el alcalde Cacabelos practicó una especie de estrategia de "tierra quemada", cargándose políticamente a quienes estuvieron a su lado, tanto al BNG, como a EU y al propio Partido Galeguista, por eso ahora nadie quiere formar parte de otra alianza similar.
Algunos estudian votar a favor de Cacabelos y dejarlo gobernar en minoría, pero la pregunta que todos se hacen es cómo se sostendría un gobierno de 6 en una corporación de 17. La única respuesta es que ya ocurrió así en otras ocasiones anteriores, pero nadie parece querer más gobiernos minoritarios y lo que se buscan son alianzas "estables".
Esto supone que, de nuevo, todas las miradas vuelven a centrarse en Miguel Pérez, y lógicamente si AMeca y el PGD apoyan al PP, los demás ya no tienen nada qué hacer.
Hasta ahora, después de muchos contactos, está claro que tanto Aida Filgueira como Alfredo Bea se sienten más a gusto con lo que les ofrece Miguel Pérez, pero sobre todo con la posibilidad de formar un gobierno "para luchar por nuestro pueblo" en el que se les promete "lealtad absoluta", que es algo que Bea dice no haber tenido en el mandato actual y que Aida Filgueira no tuvo tampoco cuando era máxima responsable del PSOE local y la apartaron del camino para colocar a dedo a José Cacabelos.
En cierto modo tanto uno como otro se sienten traicionados políticamente, y responsabilizan de ello al propio Cacabelos, aunque Aida Filgueira tampoco olvida el papel jugado por el coordinador provincial socialista Modesto Pose, que fue quien la relegó a un segundo plano.
Tanto la independiente como el galeguista confían más en Pérez, al menos en lo que a ofrecimientos de lealtad se refiere, y sobre todo creen que al lado del PP pueden conseguir "grandes inversiones" que, con el PSOE, "jamás lograríamos". En esta argumentación tienen mucho que ver las últimas reuniones, en las que se comprometió que el centro de día no solo va a construirse, sino que va a ser gestionado, una vez acabado, por la red pública de la Xunta.
También se compromete la construcción de la autovía hasta A Lanzada, a lo que el PP añade su compromiso de hacer realidad un nuevo polideportivo en Monte da Vila, más amplio y mejor dotado que aquel otro que se había presentado como anteproyecto hace unos meses.
Incluso se habla de estudiar la mejora del campo de fútbol actual, que presenta un leve hundimiento en su terreno de juego.
El macropuerto de O Corgo, con nuevas instalaciones para la flota profesional y las náutico recreativas, es otra de las bazas a jugar por el PP, que garantiza apoyo total a los armadores, haciéndoles partícipes del proyecto.
Y en ese mismo lugar, O Corgo, el PP se promete la construcción del bautizado en campaña como Auditorio do Mar, para lo cual hay compromiso firme de la Xunta a través del ente público Portos de Galicia.
Todo esto no son cheques en blanco, aclaran en el PP, pero sí actuaciones que este grupo quiere ejecutar de la mano de Miguel Pérez y con participación "directa y decisiva" de AMeca y el PGD. Por el contrario, en las negociaciones con Cacabelos y el PSOE "lo único que hemos recibido ha sido el compromiso de seguir trabajando como hasta ahora, y eso, en algunos casos, es casi lo mismo que nada".
Todo esto, e incluso el PXOM y otras acciones semejantes forman parte de la histórica relación de reclamaciones y promesas políticas de unos y de otros, pues todos los grupos se comprometieron en algún momento a hacerlas realidad.
La diferencia ahora, o al menos el argumento que hace que AMeca y el PGD se inclinen por apoyar al PP, es que con este partido en la Diputación, en la Xunta "y muy pronto en el Estado", todos parecen coincidir en que "lo importante va a ser arriesgarse para conseguir esas obras, porque desde luego lo que está claro es que formando un gobierno con Cacabelos no vamos a lograr ninguna de ellas".
Lo que quieren decir es que con Pérez "tenemos más posibilidades, y esa es la apuesta que debemos hacer para los próximos cuatro años".
Así pues, el pacto tripartito de O Grove entre el PP, el PGD y AMeca no está firmado y no es oficial, pero va camino de ello
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